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¿QUÉ CONTIENE MI SANGRE MENSTRUAL?

Menstruamos una media de 40 años a lo largo de nuestra vida fértil pero ¿sabes qué contiene la sangre menstrual que cada mes sale de tu cuerpo? A pesar de que lleva acompañándonos desde que nos expulsaron del Paraíso, resulta que el tabú de las menstruación también se ha extendido a la comunidad científica e investigadora, ya que existen muy pocos estudios sobre su composición y los que hay son muy recientes.


Sabemos que la sangre menstrual tiene diferentes tonos y texturas y que incluso su cantidad varía según cada mujer y el momento del ciclo en el que nos encontramos… pero ¿qué contiene exactamente? Hoy hablamos sobre su composición.

Arte Menstrual de Isilumo Siyaluma

Alto porcentaje de células madre


La sangre menstrual está compuesta de agua, células muertas del endometrio, lípidos, proteínas y hormonas como la progesterona. Quizá ya sabías que contenía todas estas cosas. Pero ¿sabías que también contiene un alto porcentaje en células madre? Estudios científicos corroboran que su contenido en células madre supera incluso al de la médula ósea. Un hecho muy interesante si tenemos en cuenta que este tipo de células tienen la capacidad de regenerar tejidos corporales y se usan para combatir enfermedades como la leucemia o el cáncer.

Estudios científicos corroboran que su contenido en células madre supera incluso al de la médula ósea.


O sea... que ¿no era cierto que nuestra sangre está contaminada?


El tabú de la menstruación se ha extendido a lo largo de la humanidad. Aún hoy en muchas culturas la sangre menstrual es considerada como algo contaminante y existen determinadas creencias como que no se debe regar las plantas mientras tienes la menstruación o cocinar y un sinfín de despropósitos que han obligado a miles de mujeres a vivir su ciclo como una carga de la que avergonzarse. Pero lejos de esas creencias, parece que lo que sí podemos decir es que está contaminada.


Un estudio pionero a nivel mundial realizado por la Universidad de Granada revela la presencia de sustancias químicas en nuestra sangre menstrual, más concretamente parabenos y las benzofenomas procedentes de diferentes productos cosméticos como los champús y otros artículos del hogar, fármacos y toallas desechables. En dicho estudio se analizó el flujo menstrual de un total de 70 mujeres que fue recogido a través de la copa menstrual y se concluyó que un total de 10 químicos fueron encontrados en la sangre de 25 mujeres y al menos 6 de ellos aparecían en todas las menstruaciones.


Vanessa Tiegs: Menstrala (2003) - Arte Menstrual

Su análisis podría ayudar a diagnosticar enfermedades


La sangre menstrual es un buen indicador de nuestro estado de salud en general y observar sus cambios en cada ciclo nos puede dar una información muy valiosa sobre nuestro cuerpo. Pero además puede servir para diagnosticar enfermedades que hasta ahora solo eran diagnosticadas a través de técnicas invasivas, como por ejemplo la endometriosis y el cáncer de cuello de útero. Actualmente las compañías NextGen Jane y Lifestory Health están estudiando este tema con sus respectivas líneas de investigación. El objetivo es ver si realmente la sangre menstrual puede contener marcadores fiables que determinen algunas de estas enfermedades.


Pero miremos desde otro lugar también. Uno de esos otros lugares es lo que planteaba Kate Millet, cuando afirmaba que “Existen considerables evidencias de que las molestias que las mujeres sufren durante su período a menudo es probable que sean psicosomáticas más que fisiológicas, culturales más que biológicas, en su origen”.


Es increíble el cambio que viven las mujeres en sus vidas cuando conocen su ciclo, su historia, su potencia, su sangre. Conocer nuestra sangre nos remueve hasta la médula. A algunas nos conmovió tanto que desde entonces trabajamos para que todas las mujeres puedan acceder a esta re-apropiación del cuerpo de mujer.


Zanele Muholi: Isilumo Siyaluma (2006) - Arte Menstrual

Cuidando de nuestra sangre


Existen algunas alternativas de recoger nuestra sangre menstrual, claro entre nuestras favoritas están las toallitas de tela. Son sencillas de utilizar y lavar, nos permiten tomar conciencia de la necesidad de atender nuestro cuerpo cuando estamos en la fase menstrual.


El simple hecho de ir al baño y ver la sangre en nuestras toallas, nos ayuda a no «olvidarnos» de que nuestro cuerpo está en su etapa de descanso. Por otro lado, las contracciones de nuestro útero al soltar el endometrio serán más efectivas si no tenemos nada dentro de nuestra vagina, con lo que las toallas de tela nos permiten esta libertad de fluir. además, con ellas también recogemos nuestra sangre (en un cuenco con agua fría). Y finalmente y para las más «avanzadas» o quizás las más conectadas con su cuerpo (esto es práctica, una vez que una pone atención, ésta se va desarrollando) está la opción de no utilizar nada, lo que Anna Salvia llama “el sangrado libre” el cual nos permite hacer una conexión absoluta con nuestro cuerpo (en realidad, somos cuerpo). Ponemos atención en nuestro útero, sus contracciones, en cómo se abre nuestro cérvix, cómo fluye nuestra sangre y podemos recogerla en un cuenco o bien dejarla en la tierra, en un agujerito como hacían y hacen aún hoy, las mujeres cazadoras- recolectoras.


Como ven aquí se habla de recoger la sangre y no tirar la sangre que es un gesto de ignorancia que durante muchos años lo hemos practicado...tirar la sangre...


Nuestra sangre menstrual no es un desecho y por tanto, no puede ser tratado como tal. Nuestra sangre menstrual contiene células madre regeneradoras. Nuestra sangre menstrual, antes de que la ciencia corroborase lo que nuestras cazadoras- recolectoras sabían, muchas mujeres la utilizaban para las tratar las heridas y los traumatismos, para fertilizar la tierra (danzaban las jovencitas con largas faldas entre los campos. De ahí el origen de estas faldas con vuelo y los bailes en círculo de nuestras danzas populares), para tratamientos de belleza y un sin fin de usos regenerativos y nutritivos.



Vanessa Tiegs: Menstrala (2003) - Arte Menstrual

Aquí algunos usos que le podemos dar a nuestra sangre:


– Abonar las plantas (frutales, ornamentales, comestibles)


La sangre contiene tres de los macronutrientes primarios de las plantas: nitrógeno, fósforo y potasio. Las plantas exigen estos componentes en grandes cantidades para que puedan sobrevivir... pero ¿cuál es la mejor forma de hacerlo?


Se recomienda disolver en medio litro de agua la sangre de tu toalla de tela y regar tus plantas con esta mezcla.


En el “El Camino Rubi” nos proponen también otros usos:


– Dar volumen y brillo al pelo


Con el agua fría donde las compresas (toallas) de tela han estado en remojo (también vale la sangre de la copa diluida en agua). Después de lavarme el pelo, utilizo este agua. Voy frotando el cuero cabelludo con un suave masaje con la yema de los dedos y dejo actuar durante 5 minutos. Después aclaro bien, con agua fría. Puedo utilizar una mascarilla si deseo, pero no es necesaria. Os diré que no huele a nada si aclaráis a conciencia, aunque el olor no es como nos imaginamos ni como olemos en las compresas de celulosa (toallas desechables) o tampones.


– Mascarilla facial impurezas


Con el agua de las compresas (Toallas de tela). La mezclamos con arcilla verde (cada una con la arcilla que mejor le vaya a su piel y problema) y agua menstrual. Me la aplico como cualquier mascarilla y la dejo hasta que se ha secado. Después elimino con agua y ¡listo!


Como se puede ver nuestra sangre menstrual no es un desecho o es algo más que esto.

Conocer nuestro cuerpo, su carácter cíclico es una revolución, así como lo es cambiar la relación con nuestra sangre menstrual. Atravesando el simbólico y resignificándolo estamos nombrándonos y generando un espacio propio de cambio.



Cuerpo - Isa Sanz

Hemos recopilado esta información con artículos de: El camino Rubi, Kate Millett, Artes Menstrual, Casilda Rodrigañez, Naturcup, Miriam Garlo.

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